Efectos colaterales de la derrota cultural

Esto me está haciendo mal. Definitivamente. Otra vez la misma sensación de mierda, la misma que sentía (la puta madre) en 2001, es mucho peor que sentirse en minoría, es otra cosa.
Es como estar viviendo en otro lado, en otro país. Y hago esfuerzos eh, no se crean. No soy un loquito que anda puteándose con la primer vieja que se cruza.
Me digo "no saltés, es al pedo, ya fue, que le podés pedir a alguien que se enchufó a Cadena 3 como un borracho a un bar.
Pero hay cosas que me superan, Muchas veces me pregunto si seré yo el problema, si mi personalidad parca, casi antisocial (si lo reconozco) estará evolucionando hacia un unabomber cordobés. Necesito descargar, dar cuenta de lo que me pasa, sacar de mí ese odio que se incuba en mi interior y que cada tanto se expresa en pataletas de hígado de gran magnitud.
En el fondo conozco lo que me pasa, no tiene que ver (solamente) con la coyuntura política por la que está atravesando el país y el gobierno, es más bien, la comprobación del retroceso cotidiano, casi diario, en la disputa de sentidos sociales, el sentido común se está alimentando, como una mancha voraz que amenaza con comernos, de los pilares discursivos en los que hoy se asienta la estrategia política de la derecha. Es así. Habla una pelotuda de matar a los chorros y en 5 segundos el pueblo pide sangre. Esta lógica vacía y vaciada les viene como anillo al dedo a los medios de comunicación, que manejan como Fangio estos tópicos tan adversos al nac&pop.
Un ejemplo de esto es esta nota de La Voz del Interior de hoy. Federalismo, dice la nota, es que cada provincia reciba la misma cantidad de plata que "manda a Buenos Aires", y que los subsidios se repartan en partes iguales en todas las provincias. No importa si es Tucumán, Tierra del Fuego o Buenos Aires.
Los resultados, o en algunos casos efectos colaterales, de este proceso son variados y abundantes.
Intentaremos retratar distintos encuentros con alguno de ellos.

Hoy: El extraño caso de Albertito.

Algunos trabajos marcan a fuego a sus trabajadores, incluso en su aspecto físico. Un trabajador petrolero de Comodoro Rivadavia tiene la piel hecha coraza, casi paquidérmica. El viento gélido, la tierra y el trabajo en boca de pozo hace estragos en los cuerpos de esos hombres curtidos. Tipos de 50 que parecen 20 años mayores son una postal demasiado común por esas tierras.
El caso de Albertito es más interesante.
Albertito es el almacenero de la vuelta de casa. Un tipo de "los derechos humanos no sirven para nada" y del "que barbaridad así no se puede vivir" pero no llega a facho, es mas bien un pelotudo.
Alberto sufre, desde hace por lo menos 3 años, de una metamorfosis increíble, el tipo paulatinamente se va transformando, psíquica y físicamente (se los juro) en una vieja, así como se los digo, como un camaleón que se integra cromáticamente a su entorno, Alberto se parece cada vez más a las viejas que atiende. Todas gorilas, no, miento, son más que gorilas, son Mirtalegranistas. El tipo tiene tetas de vieja, un tono de voz fino pero cascado, petiso y canoso. Una Lita de Lazari hecha y derecha.

El año pasado, en medio del conflicto con los agrogarcas, le voy a comprar una cerveza, un quesito, salame y aceitunas.

- Hola Alberto como te va.

- Hola Leandro, que vas a llevar.

- Dame una birra, un salame, un cacho de queso y unas aceitunas negras.

- Ja olvidate, no tengo ni salame ni queso.

- Uhh que cagada.

- Y con el quilombo que hay…..

- Si, ¿a vos te está faltando mucha mercadería? (le pregunto impostando preocupación por la evolución de su negocio)

- ¡que te parece! ¿sabés lo que perdí de vender? Están todos los camiones parados en Sinsacate.

- Si, que hijos de puta estos tipos, dejar sin comida a la gente es de hijos de re mil putas.

- Mmmsi ( eso es lo que más me saca de Alberto. Siempre te da la razón) igual los negros estos (señala en dirección al barrio Suarez, barriada popular que está pegado al nuestro, mucho mas paquete obvio) ya están armando saqueos.

- ¿Quién te dijo eso? (le pregunto ya visiblemente caliente)

- Me dijo la de acá. (la de acá es la vecina, una vieja de 90 años que de pedo camina). Dice que se están juntando en la esquina, parece que ya reventaron un par de negocios en la Tronador, vienen como en malón, yo por las dudas toda esta semana cierro a las 7 y me quedo adentro del local. Así que si te hace falta algo golpeá la persiana.

- Alberto, en la esquina se junta la murga, siempre se juntan ahí. No hay saqueos, no hay, el problema es que falta mercadería no que no la puedan comprar, además ¡que carajo te van a saquear si estás pelado!. Ahora la culpa la tienen los de Suarez (ya a los gritos) los otros hijos de puta cortan la ruta, hacen subir los precios, tenés el negocio vacío y la culpa la tienen los de Suarez, vos vivís gracias a ellos, ¿Bussi te compra el pan acaso?

- Mmmm si. ¿Cuanto de aceitunas?

- Nada, dejá, me voy al super.